¿Qué queda de la Carta?

La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea era el elemento más importante de la retórica constitucional adoptada por los líderes políticos europeos en los albores del nuevo milenio con el propósito de reforzar la legitimidad de la Unión y de dotarla de un marco básico más estable y adecuado. Es natural, por tanto, que haya sufrido especialmente las consecuencias de la crisis abierta por el fracaso de la Constitución Europea. La Carta, en el fondo, constituye una atalaya desde la que podemos observar todo el experimento constitucional y sus resultados. Pero si queremos adentrarnos en ese análisis no podemos limitarnos a lo jurídico. Al igual que el conjunto de la malograda Constitución Europea y que su sucedáneo, el Tratado de Lisboa, la Carta es también un espacio privilegiado para el análisis político y semiótico. Es, sobre todo, un espacio virtual en el que se despliegan las tensiones y paradojas que caracterizan el momento actual de la integración europea. Por eso, para responder a la pregunta: ¿qué queda de la Carta?, debemos responder a dos preguntas: ¿qué queda de ella en términos jurídicos? ¿qué queda de su dimensión simbólica? [...]