La elección del Romano Pontífice

Al abordar el tema de la elección del Romano Pontífice y de las normas que lo enmarcan hay que procurar aislarse del climax creado por los medios de comunicación. Como hace notar Alberto Melloni, conviene cautelarse ante los calculadores que ponderan las posibilidades de supervivencia de un hombre enfermo o ante la temeridad de quien se dedica a la "lotería-papal", o a la vulgarización de los mecanismos politicos a través de los cuales se teje la tela de la mayoría necesaria para nombrar obispo de Roma. Lo cual no significa prescindir de la experiencia de anteriores elecciones y de las lecciones de la Historia, pues la intervención del Espíritu Santo en la elección del obispo de Roma se opera a través de complejos mecanismos en los que se entrecruzan las virtudes, las actuaciones, y las pasiones de personas humanas. De ahí que, antes de resumir y comentar las normas vigentes, convenga recurrir a la historia, en especial a la más reciente, es decir, la del siglo XX. No sin antes advertir que el estudio que sigue no tiene otra finalidad que la puramente informativa y descriptiva, ante las peticiones que, en este sentido, se me hicieron por algunos compañeros académicos de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación [...]