Diccionario panhispánico del español jurídico

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Nubiru hoy pierde un lector, un comentarista de excepción y, ante todo, gran profesor y amigo. Ha muerto D. Juan Miquel González de Audicana

por Serrano Copete, Javier

Artículo
ISSN: 1697-3046
Madrid Iustel 2008
Ver otros artículos del mismo número: 11

Recuerdo aquel día como si fuera ayer. El alumnado hablaba de sus cosas e iba llegando al aula asignada (en el edificio de Jaume I de la UPF de Ciutadella); todo ello esperando la llegada del profesor. Yo me encontraba entre ellos. Era el primer día de clase y nadie sabía qué era lo que nos iba a reparar aquella asignatura: “Instituciones Jurídicas Comparadas”. El temario era un tanto curioso, con puntos del programa ciertamente “sui generis”. Hoy, una vez licenciado, se puede decir que todos los asistentes estábamos un tanto “preocupados”, al saber, en lo referente a la asignatura, sólo de la entidad y prestigio del profesor, y nada del contenido de esa misteriosa materia. Repentinamente se abre la puerta de la “ensardinada” aula. Por ella entra un hombre de edad avanzada, vestido elegantemente (sin necesidad de aparentar grandes facturas de abogacía, ni mayor meritocracia que la de ser eminente en mil y una materias). Empieza a hablar y todos escuchamos, no olvidemos que es la primera sesión, con la mayor atención y curiosidad por lo que nos explica. Pasan los días y uno se da cuenta de que no se encuentra en una asignatura común. Aquel momento tantas veces soñado, una clase con un maestro “aristotélico”, sabio y bondadoso, se hace realidad con la docencia del Dr. Miquel. Sus alumnos le contemplan entusiasmados, como no podía ser de otra forma. Sería la primera vez que oíamos hablar de Confucio, las “normas jurídicas” del Corán o de las más variopintas anécdotas y consejos, de ese hercúleo titán del saber, a la sazón, vestido de eminencia. Aquella asignatura me dejó marcado, fue el inicio de una relación Maestro-discípulo [...]


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Recuerdo aquel día como si fuera ayer. El alumnado hablaba de sus cosas e iba llegando al aula asignada (en el edificio de Jaume I de la UPF de Ciutadella); todo ello esperando la llegada del profesor. Yo me encontraba entre ellos. Era el primer día de clase y nadie sabía qué era lo que nos iba a reparar aquella asignatura: “Instituciones Jurídicas Comparadas”. El temario era un tanto curioso, con puntos del programa ciertamente “sui generis”. Hoy, una vez licenciado, se puede decir que todos los asistentes estábamos un tanto “preocupados”, al saber, en lo referente a la asignatura, sólo de la entidad y prestigio del profesor, y nada del contenido de esa misteriosa materia. Repentinamente se abre la puerta de la “ensardinada” aula. Por ella entra un hombre de edad avanzada, vestido elegantemente (sin necesidad de aparentar grandes facturas de abogacía, ni mayor meritocracia que la de ser eminente en mil y una materias). Empieza a hablar y todos escuchamos, no olvidemos que es la primera sesión, con la mayor atención y curiosidad por lo que nos explica. Pasan los días y uno se da cuenta de que no se encuentra en una asignatura común. Aquel momento tantas veces soñado, una clase con un maestro “aristotélico”, sabio y bondadoso, se hace realidad con la docencia del Dr. Miquel. Sus alumnos le contemplan entusiasmados, como no podía ser de otra forma. Sería la primera vez que oíamos hablar de Confucio, las “normas jurídicas” del Corán o de las más variopintas anécdotas y consejos, de ese hercúleo titán del saber, a la sazón, vestido de eminencia. Aquella asignatura me dejó marcado, fue el inicio de una relación Maestro-discípulo [...]


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