Diccionario panhispánico del español jurídico

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La gran paradoja de nuestra Constitución

por Esteban Alonso, Jorge de

Artículo
ISSN: 1889-0016
Madrid Iustel 2010
Ver otros artículos del mismo número: 9

Regreso a una ciudad en la que pasé varios veranos de mi juventud, tres de ellos como alumno de la Milicia Naval Universitaria, en la Escuela de Aplicación de San Fernando, y algo más de cuatro meses en Cádiz, como Teniente de Infantería de Marina, residiendo en esta bella ciudad junto al Hotel Atlántico, que no sé si todavía existe como tal. No hace falta decir que de eso hace ya muchos años, pero fue durante esa época, porque la juventud es precisamente el periodo de lo posible, cuando tomé la decisión de preparar las oposiciones a cátedra del entonces llamado Derecho Político. Por supuesto, en los tres primeros veranos en San Fernando, es decir, en segundo, tercero, y cuarto de la licenciatura, no había tomado todavía la decisión que condicionaría mi vida futura. Pero, por el contrario, cuando llegue a Cádiz, nada más terminar la carrera, vine sabiendo ya que mi futuro estaría dedicado al estudio del Derecho Constitucional. Por eso, poder afirmar y consolidar este proyecto vocacional en la cuna del constitucionalismo español, tiene para mí un valor simbólico innegable. Visité los lugares en que se redactó nuestra Constitución de 1812 y en donde comenzó también la historia del parlamentarismo español el 24 de septiembre de 1810, cuando se reunieron las Cortes generales y extraordinarias en el Teatro Cómico de la Real Isla de San Fernando. Allí estuvieron reunidas hasta el 20 de febrero de 1811, fecha en que se trasladaron, como es sabido, al Oratorio de San Felipe Neri de esta ciudad, escogido porque reunía las condiciones adecuadas para hacer de Parlamento, es decir, por su forma ovalada, por su ausencia de pilares y, además, por tener una planta muy parecida [...]


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Regreso a una ciudad en la que pasé varios veranos de mi juventud, tres de ellos como alumno de la Milicia Naval Universitaria, en la Escuela de Aplicación de San Fernando, y algo más de cuatro meses en Cádiz, como Teniente de Infantería de Marina, residiendo en esta bella ciudad junto al Hotel Atlántico, que no sé si todavía existe como tal. No hace falta decir que de eso hace ya muchos años, pero fue durante esa época, porque la juventud es precisamente el periodo de lo posible, cuando tomé la decisión de preparar las oposiciones a cátedra del entonces llamado Derecho Político. Por supuesto, en los tres primeros veranos en San Fernando, es decir, en segundo, tercero, y cuarto de la licenciatura, no había tomado todavía la decisión que condicionaría mi vida futura. Pero, por el contrario, cuando llegue a Cádiz, nada más terminar la carrera, vine sabiendo ya que mi futuro estaría dedicado al estudio del Derecho Constitucional. Por eso, poder afirmar y consolidar este proyecto vocacional en la cuna del constitucionalismo español, tiene para mí un valor simbólico innegable. Visité los lugares en que se redactó nuestra Constitución de 1812 y en donde comenzó también la historia del parlamentarismo español el 24 de septiembre de 1810, cuando se reunieron las Cortes generales y extraordinarias en el Teatro Cómico de la Real Isla de San Fernando. Allí estuvieron reunidas hasta el 20 de febrero de 1811, fecha en que se trasladaron, como es sabido, al Oratorio de San Felipe Neri de esta ciudad, escogido porque reunía las condiciones adecuadas para hacer de Parlamento, es decir, por su forma ovalada, por su ausencia de pilares y, además, por tener una planta muy parecida [...]


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