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¿De qué vive el Estado?
No se requiere ya gran dispendio de palabras para afirmar que el Estado ha dejado de ser, hoy, una comunidad en el sentido enfático de este concepto. Su esencia residía en la coincidencia de espíritus y sentimientos, su tejido aglutinador era el amor o la amistad, su ley de eficacia la mezcla de todos en un todo. A lo largo de su evolución, el Estado ha ido desprendiéndose de todo ello, dejándolo tras de sí. Únicamente ha permanecido la cuestión relativa a qué sea lo que lo mantiene unido como forma política y lo que lo constituye como unidad. Aún hoy esta cuestión dista de poder tenerse por despejada, hallándose tras todos los debates sobre individualización y fragmentación, degradación de valores y cultura dominante; debates, que, en último término, derivan exclusivamente de la incertidumbre que la rodea [...]
I. Desafío por la libertad
II. Pluralización de lo religioso
III. Sin vinculación ni fin
IV. Consenso como función del estado
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No se requiere ya gran dispendio de palabras para afirmar que el Estado ha dejado de ser, hoy, una comunidad en el sentido enfático de este concepto. Su esencia residía en la coincidencia de espíritus y sentimientos, su tejido aglutinador era el amor o la amistad, su ley de eficacia la mezcla de todos en un todo. A lo largo de su evolución, el Estado ha ido desprendiéndose de todo ello, dejándolo tras de sí. Únicamente ha permanecido la cuestión relativa a qué sea lo que lo mantiene unido como forma política y lo que lo constituye como unidad. Aún hoy esta cuestión dista de poder tenerse por despejada, hallándose tras todos los debates sobre individualización y fragmentación, degradación de valores y cultura dominante; debates, que, en último término, derivan exclusivamente de la incertidumbre que la rodea [...]
I. Desafío por la libertad
II. Pluralización de lo religioso
III. Sin vinculación ni fin
IV. Consenso como función del estado
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