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Los partidos políticos en la obra de Mommsen
En un breve y amargo codicilo, firmado en Heringsdorff en 1899, pero no divulgado hasta 1948, Mommsen dejó constancia de la nula confianza que le merecía el pueblo alemán. Evocó también las esperanzas, al final frustradas, de quien acabó perteneciendo, según confiesa, más por azar que por vocación, al gremio de los historiadores. En realidad, a lo que él, retrospectivamente, hubiera querido dedicar su vida era otra cosa: “Nunca tuve cargos ni influencia política, ni me esforcé por alcanzarlos, pero en mi ser más profundo, quiero decir, con lo mejor que hay en mí, he sido un animal politicum, y he deseado ser un ciudadano”. No historiador, ni epigrafista o filólogo ni experto en derecho, sino ciudadano, porque la ciudadanía es una condición a la que se aspira, que uno puede tener o no en la medida en que la ejerza, es mucho más que un simple accidente de nacimiento. La alusión explícita al famoso dictum aristotélico –el animal político- nos remite a la larga tradición republicana, que considera la participación en la toma de decisiones y en el gobierno de la comunidad la obligación primera del verdadero patriota. En un sentido auténtico y profundo, Mommsen perteneció a la orgullosa y vieja tradición de la Ilustración alemana cuyo mejor exponente fue W. von Humboldt [...]
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En un breve y amargo codicilo, firmado en Heringsdorff en 1899, pero no divulgado hasta 1948, Mommsen dejó constancia de la nula confianza que le merecía el pueblo alemán. Evocó también las esperanzas, al final frustradas, de quien acabó perteneciendo, según confiesa, más por azar que por vocación, al gremio de los historiadores. En realidad, a lo que él, retrospectivamente, hubiera querido dedicar su vida era otra cosa: “Nunca tuve cargos ni influencia política, ni me esforcé por alcanzarlos, pero en mi ser más profundo, quiero decir, con lo mejor que hay en mí, he sido un animal politicum, y he deseado ser un ciudadano”. No historiador, ni epigrafista o filólogo ni experto en derecho, sino ciudadano, porque la ciudadanía es una condición a la que se aspira, que uno puede tener o no en la medida en que la ejerza, es mucho más que un simple accidente de nacimiento. La alusión explícita al famoso dictum aristotélico –el animal político- nos remite a la larga tradición republicana, que considera la participación en la toma de decisiones y en el gobierno de la comunidad la obligación primera del verdadero patriota. En un sentido auténtico y profundo, Mommsen perteneció a la orgullosa y vieja tradición de la Ilustración alemana cuyo mejor exponente fue W. von Humboldt [...]