El verdadero debate de la alternativa a la religión: la inclusión o no de una formación religiosa aconfesional

A partir de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa, la alternativa a la religión en la etapa de Educación Primaria es la asignatura de Valores Sociales y Culturales y para la etapa de Educación Secundaria Obligatoria la de Valores Éticos, introducidas ambas como novedad para reemplazar a su vez a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. En el currículo de estas asignaturas se subraya la intención de formar ciudadanos autónomos, capaces de construir su propia estructura moral conforme a unos valores libremente elegidos, y que, al mismo tiempo, asumen los valores universalmente aceptados, que derivan de los derechos humanos y
son fundamento de la convivencia y de la participación democrática. Desde mi punto de vista, este ideal solo podría alcanzarse mediante la presentación de una forma equilibrada e imparcial de las diferentes cosmovisiones presentes en la sociedad, procurando así alcanzar un equilibrio entre las éticas privadamente suscritas por los ciudadanos, que perfectamente pueden derivar de sus convicciones religiosas, y la ética pública, pero dejando claro que no cualquier propuesta ética va a encontrar asiento, sino solo la que se apoye en la dignidad humana.