La mujer en el proceso inquisitorial: hechicería, bigamia y solicitación
Desde una perspectiva histórico-jurídica, y más en concreto desde la históricocriminal, tradicionalmente las mujeres han venido siendo descalificadas al atribuírseles tanto una debilidad física y mental que justificaría su inferioridad con respecto al sexo masculino, como una serie de cualidades negativas que se han considerado innatas a su naturaleza, entre ellas una especial inclinación hacia determinados pecados y delitos. También en el ámbito inquisitorial, empapado lógicamente de la mentalidad que le rodeaba, resulta evidente cómo el sexo es la causa de diversas peculiaridades que se detectan en distintas fases del proceso, y que se manifiestan muy particularmente en determinados delitos, tales como el de hechicería y supersticiones, el de bigamia o el de solicitación en confesión, en los que la mujer desempeña un papel protagonista. Precisamente estas especialidades que, durante los siglos modernos, muestra el proceso inquisitorial cuando se ocupa de dichos delitos, constituyen el objeto del presente trabajo. Para su estudio hemos recurrido tanto a los tratadistas inquisitoriales como a los del derecho penal y procesal común, ya que la doctrina general se sigue también en la Inquisición. A través de ellos nos acercamos, dentro del proceso inquisitorial seguido en los delitos citados, a momentos como el de la delación, la declaración de testigos, la imposición de penas o la posible aplicación de atenuantes, ya que todos ellos se encuentran afectados por la especial consideración del género femenino.
I. La «debilidad» física, mental y moral de la mujer en la época moderna.
II. Delitos con «sabor herético» que traslucen discriminación sexual.
III. Hechicería y supersticiones.
IV. El delito de bigamia.
V. Solicitación en confesión.
Desde una perspectiva histórico-jurídica, y más en concreto desde la históricocriminal, tradicionalmente las mujeres han venido siendo descalificadas al atribuírseles tanto una debilidad física y mental que justificaría su inferioridad con respecto al sexo masculino, como una serie de cualidades negativas que se han considerado innatas a su naturaleza, entre ellas una especial inclinación hacia determinados pecados y delitos. También en el ámbito inquisitorial, empapado lógicamente de la mentalidad que le rodeaba, resulta evidente cómo el sexo es la causa de diversas peculiaridades que se detectan en distintas fases del proceso, y que se manifiestan muy particularmente en determinados delitos, tales como el de hechicería y supersticiones, el de bigamia o el de solicitación en confesión, en los que la mujer desempeña un papel protagonista. Precisamente estas especialidades que, durante los siglos modernos, muestra el proceso inquisitorial cuando se ocupa de dichos delitos, constituyen el objeto del presente trabajo. Para su estudio hemos recurrido tanto a los tratadistas inquisitoriales como a los del derecho penal y procesal común, ya que la doctrina general se sigue también en la Inquisición. A través de ellos nos acercamos, dentro del proceso inquisitorial seguido en los delitos citados, a momentos como el de la delación, la declaración de testigos, la imposición de penas o la posible aplicación de atenuantes, ya que todos ellos se encuentran afectados por la especial consideración del género femenino.
I. La «debilidad» física, mental y moral de la mujer en la época moderna.
II. Delitos con «sabor herético» que traslucen discriminación sexual.
III. Hechicería y supersticiones.
IV. El delito de bigamia.
V. Solicitación en confesión.