Diccionario panhispánico del español jurídico

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La crisis del estado de partidos o "Ahora sí que viene el lobo"

por Ridao Martín, Joan

Artículo
ISSN: 1139-5583
Madrid UNED 2015
Ver otros artículos del mismo número: 35

En los últimos tiempos, la desafección hacia el sistema político ha crecido exponencialmente debido sobre todo al malestar suscitado tanto por la gestión de la crisis económica e institucional como por la reiteración de distintos episodios de corrupción pública. Sin duda, ello ha intensificado la crisis de la representación, tan antigua como la representación misma, y exacerbado la crítica al rol que ejercen hoy en día los partidos políticos. No en vano, estas disfunciones observadas traen causa no sólo de la mayor o menor pericia a la hora de gestionar los intereses públicos sino también de razones más estructurales como el hecho de que la débil institucionalización de mecanismos de participación democrática ha dado pie a que el Estado de partidos exhiba un funcionamiento extremadamente opaco y de signo oligárquico que, a su vez, es fuente de todo tipo de excesos, entre ellos la corrupción o la "colonización" de la mayoría de instituciones. En suma, el poder tan generalizado de los partidos ha mermado el Estado de Derecho y limitado sustancialmente el ejercicio real de la democracia al dejar escaso margen para que los ciudadanos decidan sobre la marcha de la sociedad. Y esta situación reclama un mayor equilibrio de poder entre ésta y los partidos políticos.

Tabla de Contenidos

I. Introducción: la crisis de legitimidad del sistema de partidos en España
II. Un estado de partidos favorecido por la ausencia de mecanismos de democracia participativa
III. Los peligros de un sistema electoral aparentemente inmutable y perpetuador del bipartidismo
IV. Las disfunciones de la oligarquización y la
opacidad partidista.
V. Conclusiones


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En los últimos tiempos, la desafección hacia el sistema político ha crecido exponencialmente debido sobre todo al malestar suscitado tanto por la gestión de la crisis económica e institucional como por la reiteración de distintos episodios de corrupción pública. Sin duda, ello ha intensificado la crisis de la representación, tan antigua como la representación misma, y exacerbado la crítica al rol que ejercen hoy en día los partidos políticos. No en vano, estas disfunciones observadas traen causa no sólo de la mayor o menor pericia a la hora de gestionar los intereses públicos sino también de razones más estructurales como el hecho de que la débil institucionalización de mecanismos de participación democrática ha dado pie a que el Estado de partidos exhiba un funcionamiento extremadamente opaco y de signo oligárquico que, a su vez, es fuente de todo tipo de excesos, entre ellos la corrupción o la "colonización" de la mayoría de instituciones. En suma, el poder tan generalizado de los partidos ha mermado el Estado de Derecho y limitado sustancialmente el ejercicio real de la democracia al dejar escaso margen para que los ciudadanos decidan sobre la marcha de la sociedad. Y esta situación reclama un mayor equilibrio de poder entre ésta y los partidos políticos.

Tabla de Contenidos

I. Introducción: la crisis de legitimidad del sistema de partidos en España
II. Un estado de partidos favorecido por la ausencia de mecanismos de democracia participativa
III. Los peligros de un sistema electoral aparentemente inmutable y perpetuador del bipartidismo
IV. Las disfunciones de la oligarquización y la
opacidad partidista.
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