Diccionario panhispánico del español jurídico

1 de 1 copias disponibles

El problema de la representación política: una perspectiva histórica

por Costa, Pietro

Artículo
ISSN: 15758427
Ver otros artículos del mismo número: 8

Desde el punto de vista puramente lingüístico representar significa hacer nuevamente presente, o sea, existente, alguna cosa que realmente no está presente; puede decirse que aquello que no está “aquí” y “ahora” resulta nuevamente “traído a la presencia” (1). Con estas palabras Gerhard Leibholz, en su célebre ensayo de 1929, nos ofrece (recogiendo los frutos de una antigua tradición) una sugestiva interpretación del término “representación”: la representación es una estrategia contra una ausencia –por algún motivo– insuperable; representar es poner en escena, es crear una presencia evocativa o sustitutiva de una realidad que no se da (o no se da más) sino en una forma (discursivamente, simbólicamente, “escénicamente”) mediata, pero no por esto evanescente o “irreal”. La representación así entendida evoca en primer lugar un ser y, secundariamente, un actuar: podríamos hablar de la representación como de un “ser por” (o “en lugar de”) un sujeto ausente y/o como de un “actuar por” (o “en lugar de”) un sujeto inactivo […]

Tabla de Contenidos

1. LOS DILEMAS DE LA REPRESENTACIÓN
2. LA REPRESENTACIÓN MEDIEVAL
3. LA SOBERANÍA “REPRESENTATIVA”: HOBBES
4. LA REPRESENTACIÓN PARLAMENTARIA: ENTRE BURKE Y SIEYÈS
5. LA REPRESENTACIÓN “CONTRA” LA DEMOCRACIA
6. LA REPRESENTACIÓN COMO DEMOCRACIA
7. LA DEMOCRACIA “CONTRA” LA REPRESENTACIÓN
8. LA REPRESENTACIÓN “SIN” LA DEMOCRACIA
9. LA REPRESENTACIÓN Y LOS INTERESES
10. LA REPRESENTACIÓN Y EL PARTIDO
11. LA REPRESENTACIÓN “TOTALITARIA”
12. DE LA SEGUNDA POSGUERRA A HOY: ¿HACIA LA CRISIS DE LA REPRESENTACIÓN?


  • Formato: PDF
  • Número de páginas: 48

Agregar valoración

Para este apartado es necesario identificarse mediante la opción "Acceso" en el menú superior

Desde el punto de vista puramente lingüístico representar significa hacer nuevamente presente, o sea, existente, alguna cosa que realmente no está presente; puede decirse que aquello que no está “aquí” y “ahora” resulta nuevamente “traído a la presencia” (1). Con estas palabras Gerhard Leibholz, en su célebre ensayo de 1929, nos ofrece (recogiendo los frutos de una antigua tradición) una sugestiva interpretación del término “representación”: la representación es una estrategia contra una ausencia –por algún motivo– insuperable; representar es poner en escena, es crear una presencia evocativa o sustitutiva de una realidad que no se da (o no se da más) sino en una forma (discursivamente, simbólicamente, “escénicamente”) mediata, pero no por esto evanescente o “irreal”. La representación así entendida evoca en primer lugar un ser y, secundariamente, un actuar: podríamos hablar de la representación como de un “ser por” (o “en lugar de”) un sujeto ausente y/o como de un “actuar por” (o “en lugar de”) un sujeto inactivo […]

Tabla de Contenidos

1. LOS DILEMAS DE LA REPRESENTACIÓN
2. LA REPRESENTACIÓN MEDIEVAL
3. LA SOBERANÍA “REPRESENTATIVA”: HOBBES
4. LA REPRESENTACIÓN PARLAMENTARIA: ENTRE BURKE Y SIEYÈS
5. LA REPRESENTACIÓN “CONTRA” LA DEMOCRACIA
6. LA REPRESENTACIÓN COMO DEMOCRACIA
7. LA DEMOCRACIA “CONTRA” LA REPRESENTACIÓN
8. LA REPRESENTACIÓN “SIN” LA DEMOCRACIA
9. LA REPRESENTACIÓN Y LOS INTERESES
10. LA REPRESENTACIÓN Y EL PARTIDO
11. LA REPRESENTACIÓN “TOTALITARIA”
12. DE LA SEGUNDA POSGUERRA A HOY: ¿HACIA LA CRISIS DE LA REPRESENTACIÓN?


  • Formato: PDF
  • Número de páginas: 48
  • Lectura offline protegida
  • Lectura online

Agregar valoración

Para este apartado es necesario identificarse mediante la opción "Acceso" en el menú superior