Diccionario panhispánico del español jurídico

Autonomía y vulnerabilidad en la era del capitalismo de la vigilancia. La perversión de la dimensión humana relacional

por Monereo Atienza, Cristina

Artículo
ISSN: 2659-8973
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Nos encontramos en una época complicada que ha acelerado el éxito del denominado capitalismo de la vigilancia. La pandemia ha confirmado la implantación de un nuevo sistema de poder favorecido por la sociedad digital, aunque no identificado con la misma, que combina de forma muy criticable clásicos binomios como libertad-seguridad o individuo-colectividad. Es un sistema que supuestamente ofrece más libertad a los individuos, si bien a la vez utiliza los resultados del ejercicio de esa libertad para guiar las conductas de todos y ofrecer mayor certeza, seguridad y eficacia social. De este modo, se pervierte la dimensión humana relacional y se merma la autonomía individual que necesariamente se construye a parte de la relación con otros (autonomía relacional). En este sistema el individuo se diluye en la masa. El poder no tiene ningún interés en la determinación moral de los individuos en sí, y solo le interesa la deriva del conjunto para conseguir la mayor ganancia económica. El Derecho tiene que actuar para que los individuos no sean instrumentalizados. La normativa europea en relación a la protección de datos es avanzada en muchos aspectos, pero da por hecho lo que es realmente cuestionable: la mercantilización de las conductas humanas y así también la cosificación de las personas mismas. En el contexto post-pandemia se debe defender otro sentido de la seguridad referente a la desmercantilización
de unos bienes básicos (desde luego los relacionados con la salud), pero también de aquello que nos define como humanos y que son las relaciones conformadoras de nuestros juicios morales.


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Nos encontramos en una época complicada que ha acelerado el éxito del denominado capitalismo de la vigilancia. La pandemia ha confirmado la implantación de un nuevo sistema de poder favorecido por la sociedad digital, aunque no identificado con la misma, que combina de forma muy criticable clásicos binomios como libertad-seguridad o individuo-colectividad. Es un sistema que supuestamente ofrece más libertad a los individuos, si bien a la vez utiliza los resultados del ejercicio de esa libertad para guiar las conductas de todos y ofrecer mayor certeza, seguridad y eficacia social. De este modo, se pervierte la dimensión humana relacional y se merma la autonomía individual que necesariamente se construye a parte de la relación con otros (autonomía relacional). En este sistema el individuo se diluye en la masa. El poder no tiene ningún interés en la determinación moral de los individuos en sí, y solo le interesa la deriva del conjunto para conseguir la mayor ganancia económica. El Derecho tiene que actuar para que los individuos no sean instrumentalizados. La normativa europea en relación a la protección de datos es avanzada en muchos aspectos, pero da por hecho lo que es realmente cuestionable: la mercantilización de las conductas humanas y así también la cosificación de las personas mismas. En el contexto post-pandemia se debe defender otro sentido de la seguridad referente a la desmercantilización
de unos bienes básicos (desde luego los relacionados con la salud), pero también de aquello que nos define como humanos y que son las relaciones conformadoras de nuestros juicios morales.


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